MAGIA
Ella era una niña cuando empezó a sentir aquel escozor en su espalda.
La primera vez, ella estaba soñando que salvaba a su dragón de un castillo ardiendo cuando de repente notó como si su espalda quemara. La niña pensó que el sueño había sido tan real que su imaginación la había llevado a sentir el calor de aquellas llamas.
La segunda vez que sucedió, soñaba que estaba peleando contra un brujo perverso que quería arrasar la bondad con su magia oscura. ¡Cómo dolió ese momento en el que sintió aquellas punzadas agudas en su espalda! Una vez pasado el dolor volvió a creer que era fruto de su mente.
Y pasó algo parecido una tercera, una cuarta, una quinta vez... y cada vez dolía más. Los sueños en los que salvaba al mundo parecían hacerse reales. Dolía tanto que llorar se había convertido en costumbre.
Pero aquella vez fue la peor...
Ella ya no era una niña sino una muchacha.
Esa oscura noche aquella perversa maga apareció en el sueño y raptó a unos reyes y a su pequeño vástago. Se lanzó la joven soñadora al rescate; caballo a trote, caballo alado, caballo que galopaba sobre las olas.
-Corre- se decía la joven.
-Corre que has de salvarlos pero...¿Qué sucede?, ¡No avanzo!¡No puedo!
En ese momento padeció el mayor dolor que había sentido nunca. Las punzadas se volvieron agudas. Percibió cómo su frágil piel se abría en su espalda. Se despertó asustada y empapada en sudor. Había sangre en su cama.
El dolor no cesaba ni aún despierta, ni pasando el tiempo, ni terminando la noche...
De repente un grito desgarrador brotó de su garganta y las notó, las notó allí, abiertas detrás de ella. Se acercó al espejo y vio aquellas pequeñas alas, translúcidas, brillantes en su contorno; el dolor cesó de golpe.
-Un hada- se dijo. -Soy un hada- y sonrió.
Pasó su vida llevando la magia allá a donde iba; no cuando dormía sino despierta. Salvó vidas, vivió aventuras e incluso estuvo a punto de perecer en muchas de sus hazañas pero estaba tan acostumbrada al dolor que pudo con todo.
Y la vida, pasó.
Una noche el hada empezó a sentir sus alas marchitarse. Ya no brillaban tanto y apenas se veía bien a través de ellas y con el tiempo volvieron aquellas punzadas intensas en su espalda hasta que un pequeño tejido de una de las alas comenzó a desprenderse.
La primera vez pensó que podría curarse. La segunda noche el dolor fue muy intenso y pensó que debía dejar de salvar al mundo para que sus alas no se siguieran deteriorando. Pasó algo parecido la tercera, la cuarta, la quinta vez pero no dejó de luchar por salvarlo...y las alas parecían romperse como el papel.
Aquella vez fue la peor.
Ella ya no era una joven sino una anciana. Un terrible dolor se alzó en ella y al mirarse al espejo vio caer el último fragmento del ala que quedaba.
Dejó de sentir. Se acabó el sufrimiento y perdió las alas.
En esa noche cerró sus ojos y se durmió. No hubo sueños ni nada que salvar. No despertó; no hubo llantos ni dolor.
Pero,¡ALTO! Aquí no acaba la historia...MAGIA...
Abrió los ojos un pequeño ser que sintió la primera punzada y se puso a llorar. Su madre supo entonces que sería un hada...
FIN
"Magia" octava canción del disco Inspira. 2018
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